En el contexto de simposio científico organizado por la Sociedad Chilena de Ciencias del Cuaternario (SOCHICUA) y el Centro Científico CEAZA, la científica y filósofa Carolina Villagrán realizó una charla plenaria en la que expuso sobre la historia de la investigación ligada a las ciencias del Cuaternario en Chile, destacando el aporte de los primeros naturalistas que exploraron el paisaje chileno y las actuales contribuciones que realizan los científicos para conocer sobre los fenómenos naturales que se han desarrollado en la era del Cuaternario, que abarca los últimos 2,5 millones de años.
Paleoecólogos, paleoclimatólogos, paleontólogos, geólogos, glaciólogos, arqueólogos, dendrocronólogos y estudiantes interesados en la investigación del Cuaternario, (que contempla los últimos 2,5 millones de años) se reunieron en el Primer Simposio Científico de la Sociedad Chilena de Ciencias del Cuaternario (SOCHICUA) que se desarrolló bajo el título “Del Hielo al Desierto: Investigaciones del periodo Cuaternario en Chile” con el apoyo del Centro Científico CEAZA.
El simposio fue el punto de encuentro entre las nuevas generaciones de científicos y figuras emblemáticas de las paleociencias, como el arqueólogo Lautaro Núñez, Premio Nacional de Historia junto a la bióloga y filósofa, Carolina Villagrán, quien realizó un recorrido histórico de las contribuciones científicas realizadas por exploradores y naturalistas que desarrollaron registros y descripciones del paisaje natural de Chile, sentando las bases de la actual investigación científica en materia de paleociencias, entre ellos: Juan Ignacio Molina (por primera vez en Chile clasificó especies botánicas de acuerdo al sistema de Linneo), Claudio Gay (realizó la primera cartografía científica de Chile), Ignacio Domeyko (aportó conocimientos geológicos y mineralógicos), Alexander von Humboldt (registró una gran diversidad de biota) y Rodulfo Amando Philippi (emprendió la primera exploración científica del desierto de Atacama), entre otros. Asimismo, destacó el aporte de actuales investigadores que forman parte de un continuo histórico de la investigación científica.
Antonio Maldonado, líder del Laboratorio de Paleoecología y Paleoclimatología del Centro Científico CEAZA expresa que “Carolina es una persona muy completa, que se ha enfocado al estudio de la biogeografía, botánica, palinología, etnobotánica, y al jubilarse a la filosofía también. A mi parecer, su aporte es clave para entender el actual desarrollo de las Ciencias del Cuaternario en Chile. A partir de ella, sus estudios y estudiantes formados, “eclosiona” la investigación del Cuaternario en Chile, por supuesto que antes hay investigación, pero luego de sus aportes esto empieza a diversificarse y a crecer en términos de investigadores y estudiantes dedicándose a estos estudios”.
A continuación, se comparte entrevista realizada a Carolina Villagrán luego de su charla plenaria en el Primer Simposio Científico de la Sociedad Chilena de Ciencias del Cuaternario (SOCHICUA):
¿Qué aporta a nuestras vidas o a nuestra visión, el estudio de las paleociencias?
“Ilumina el presente. La historia, llámese historia humana, historia de las plantas, historia de los glaciares, historia natural: Su transcurso pasado ilumina el presente, nos pone en una posición crítica frente al presente, nos permite pensar que el presente es un momento del tiempo que está predeterminado por toda una trayectoria histórica. Lo principal es que fomenta el espíritu crítico, no solamente para entender los fenómenos científicos, sino que entender la complejidad de la vida en general. Sin historia no hay espíritu crítico, no hay conciencia. Y en general, la historia del Cuaternario, también la historia más antigua y la historia de la República, la historia política, la historia social de los países ilumina desde el pasado y así uno entiende lo que pasa en el presente desde una perspectiva crítica”.
En su charla plenaria, se refirió a las contribuciones que se pueden hacer de manera individual en esta cadena histórica…
“Eso se llama análisis crítico. La crítica no es “andar pelando” (*expresión usada en Chile para referirse a crítica negativa sin fundamento), el espíritu crítico es saber discernir en la contingencia actual, cuáles son las líneas de evidencia histórica que van determinando cada una de esas complejidades, eso es contribuir a entender el presente y ¿por qué no? también la proyección hacia el futuro. Si no tenemos esa visión del pasado vamos a pensar que todo empieza y termina en la contingencia que vivimos actualmente”.
“Andar criticando todo no tiene que ver con el espíritu crítico que la ciencia y la historia respetan. Crítica significa distinguir entre el blanco y el negro, discriminar entre una cosa y otra, entre un factor que determina algo y otro factor que determina otra cosa, esa separación, esa discriminación. No se refiere a que se ande negativizando todo lo que se hace, eso es un absurdo. Yo no tengo cómo calificar eso, pero no tiene nada que ver con el espíritu crítico de la ciencia, ni del arte. La crítica mal entendida es la tontera negativista de andar echándole la culpa al poder social o al poder político, echándole la culpa a todo el mundo de las cosas que están pasando sin entender muy bien cómo se desarrolla críticamente eso que te molesta. Eso es visión actualística, sin historia. También el sentido crítico e histórico ayudan en el hacer, para que el hacer tenga sentido, inteligencia, beneficio, intencionalidad y meta”.
Nuevas generaciones
Una asistente a su charla mencionó que conocer los significativos aportes que han hecho científicos en el pasado, puede volverse apabullante y que es inevitable comparar el aporte personal con las grandes hazañas y avances científicos del pasado.
“El progreso trasciende a las personas. Puede que las personas no se den cuenta de los progresos que hacen, pero si tú miras históricamente, ves el progreso de la cultura hecha por muchos actores a través del tiempo. No compares tu esfuerzo con el progreso total, ve cómo contribuyes a esa línea que tú elegiste. Aunque seas brillante, no puedes contribuir de la manera que lo han hecho en su conjunto muchas generaciones de personas. El sentirse poco frente a estas contribuciones, es torpeza. ¿Por qué te vas a sentir mal? Debes estar contento de que te construyeron tablas para que pises y …yo voy a poner otra tabla. Esa es la idea, porque este es un trabajo colectivo ya sea como sociedad científica o artística, que trasciende los destinos de las vidas individuales que son muy cortas”.
¿Qué rol ocupan las nuevas generaciones en las paleociencias?
“Aportan visiones disciplinarias como la geoquímica, la geoarqueología que no existían en el siglo XX y lo están haciendo estos jóvenes recientemente. Ese es el aporte, están contribuyendo con nuevos enfoques, más técnicos, más matemáticos, más específicos y con un mejor fechado de los fenómenos”.
¿Cómo describiría la riqueza de la historia natural de Chile? ¿Por qué cree que atrajo a esos primeros exploradores y en la actualidad sigue siendo motivo de estudio para los científicos actuales?
“Ignacio Domeyko lo dijo: “Este país atraerá siempre a los científicos por su belleza, su paisaje, sus problemas, su complejidad, su biota, sus volcanes, sus montañas. Un país así siempre va a atraer la atención de una persona culta e inteligente porque hay muchos problemas y atractivos que estudiar, la complejidad de su paisaje físico, biológico. Como dijo el poeta Nicanor Parra ¨fundamentalmente somos paisaje¨”.