La familia del fútbol de la Asociación Minera El Algarrobo está de luto yun manto de tristeza ronda por las canchas del complejo deportivo de Quinta Valle de Vallenar, porque dejó de existir el insigne jugador y dirigente deportivo Enrique Aravena Araya, más conocido por todo el mundo como “Quique” Aravena.

A sus más de 80 años, una serie de enfermedades, entre estas la diabetes, lo tenía confinado en la casa de uno de sus hijos en La Serena, hasta donde la familia lo trasladó y donde se produjo su deceso.

El “Quique” nació en la Cuarta Región, graduándose de contador en el prestigioso Instituto Comercial de Coquimbo, desde -donde a comienzos de la década de los años sesenta- llegó a Vallenar para ejercer como contador en la entonces naciente faena de minas El Algarrobo, dependiente de la Compañía de Acero del Pacífico.

A propósito de su longevidad deportiva y laboral siempre le llovían las tallas y con justa razón… tenía la ficha número 2006 como trabajador de Algarrobo. La ficha 2000 correspondía al administrador de la faena, don Agustín Argaluza Fano y la número 2001 a otro destacado trabajador y deportista, don Fernando Álvarez Davies, quienes en esa época vivían allá en la mina Algarrobo.Todavía no existía la población Quinta Valle. Las fichas 1 a la 1999 correspondían a los trabajadores clasificados como obreros.

El “Quique” manifestó su afición deportiva y dirigencial desde los albores de la compañía, incluso desde antes que existiera el Club Deportivo Algarrobo. Así, por ejemplo, se cuenta como uno de los fundadores del club deportivo Acero Norte que fue la fusión de los clubes Contraloría y Administración. ¿Por qué Acero Norte?… fue un homólogo al “Acero Sur” que militaba en los registros del club deportivo Huachipato de Talcahuano.

Al “Quique” lo conocí en 1978, cuando entré a trabajar como “empleado particular” –así decía mi contrato de la época- en el Club Algarrobo de Quinta Valle, cuando solo estaban el gimnasio techado, el núcleo de oficinas y las canchas, por supuesto, todo lo demás era un peladero…  no existían ni las graderías ni la reja olímpica de la cancha número uno.

El año 1981 comenzó a circular el mensuario “Visión 21” de la CAP, donde yo era colaborador. Recuerdo que una de mis primeras notas fue una entrevista al “Quique” que titulé “Caballero del Deporte”, donde él reconocía sus limitaciones técnicas para el fútbol pero su sinigual entusiasmo como dirigente y formador de jugadores.

Recuerdo al “Quique” levantando los trofeos como presidente de Acero Norte, campeón de las olimpiadas anuales de los trabajadores de la CAP en los años 1979 y 1985.

Asimismo, lo recuerdo permanentemente jugando babyfútbol en el complejo deportivo de Quinta Valle; también lo recuerdo en las reuniones de la Asofútbol Algarrobo los días martes; pero, por sobre todo, lo recuerdo acarreando niños los días sábado en su camioneta blanca para que llegaran a jugar por las infantiles de Acero Norte. Era una obligación autoimpuesta la suya de ir a buscarlos y posteriormente dejarlos en sus respectivas casas para tranquilidad de los padres. Así de responsable y comprometido era el “Quique”.

Recuerdo que lo vi y conversamos por último vez en enero del 2021 en calle Prat, afuera del Club Social, allí junto a otros ex algarrobinos, como el “Kakuza” y “Lucho” Zamorano, echamos la talla por tantos viejos mineros algarrobinos que tenían su punto de reencuentro en esa arteria. Y desde allí no lo vi más, porque luego vino la pandemia del covid y todos nos quedamos encerrados. Pienso que justamente el encierro minó la salud del “Quique” que tenía su segundo hogar en algunas de las canchas del Club Algarrobo. Allí él se sentía eternamente joven y querido por todos sus pares. Hoy ya no está, partió de este mundo, pero nos dejó su legado de corrección deportiva, caballerosidad, compromiso y amor al deporte…

Amigo “Quique”, descansa en paz y gracias por tu amistad. Solamente, nos llevas la delantera.

SERGIO ZARRICUETA ASTORGA